¡Me follo a mi vecino mientras mi ESPOSA está en el trabajo!
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En un tranquilo barrio suburbano, Abella, la vecina seductora, llama a su puerta una tarde, sosteniendo una jarra de azúcar vacía y golpeando sus pestañas. Dice que está desesperada por que el azúcar haga chocolate caliente y que, con su esposa en el trabajo, toda la casa es suya. Él la dejó entrar y se dirigió a la despensa a agarrar la azúcar, pero Abella no está ahí para cacao. Ella se queda detrás de él, su toque eléctrico, y el frasco golpea el mostrador mientras murmula algo sobre quedarse allí. En su propia cocina, la tensión explota, se quita la ropa y él la toma duro contra el mostrador, la familiaridad de su propia casa retorcida por las prisas ilegales.
Video Transcription
¿Quién podrá ser?
Hola. - Hola vecino, ¿cómo estás?
Muy bien, ¿y tú cómo estás? - Bien, gracias, ¿qué más?
Muy excelente. - Qué bueno, me alegra.
¿Para qué soy bueno? - Ah, es que sí.